
07.06.25 Con el lema “ensayando futuros y desafiando la escena”, el Teatro de La Abadía ha presentado su ambiciosa programación para la temporada 2025-2026. En su trigésimo aniversario, el espacio madrileño reafirma su vocación como centro de referencia para la creación contemporánea, apostando por propuestas innovadoras y comprometidas con el tiempo que habitamos. Con más de 81.000 espectadores en la temporada actual, el teatro que dirige Juan Mayorga se consolida como un hervidero de pensamiento crítico, emoción, poesía y experimentación.
Una programación que dialoga con el presente
La nueva temporada reúne a algunas de las voces más potentes del panorama escénico actual, tanto nacional como internacional. Figuras como Victoria Szpunberg, María Goiricelaya, Lucia Trentini, José María Esbec, Ánxeles Cuña, Juan Ceacero o Yayo Cáceres encabezan una cartelera diversa, que pone el foco en los lenguajes contemporáneos, sin olvidar la palabra como centro de gravedad de toda propuesta escénica.
Fiel a su identidad como casa de creación, La Abadía presenta seis producciones propias que van del verso de Octavio Paz a la crítica política, pasando por la experimentación formal:
• Los amores feroces, con dramaturgia de Jorge Volpi sobre textos del Nobel mexicano, dirigida por Rosario Ruiz Rodgers.
• Francisco Ferrer. ¡Viva la Escuela Moderna!, de Jean-Claude Idée, dirigida por José Luis Gómez, en una reivindicación del laicismo en la enseñanza.
• Rompientes, obra del belga Paul Verrept dirigida por José María Esbec.
• El jardín quemado, una nueva creación de Juan Mayorga, que indaga en la memoria militar.
• La reposición de Caperucita en Manhattan de Lucía Miranda, y el regreso de Casting Lear de Andrea Jiménez, culminan este bloque.
Danza y artes vivas: protagonistas de la temporada
Uno de los ejes que cobra especial relevancia en la nueva programación es la apuesta por la danza contemporánea y las artes del movimiento. La presencia de Luz Arcas, Premio Nacional de Danza 2024, marca un hito. Su nueva creación, Nana para Emmy Hennings, se presentará en enero junto al artista Pedro G. Romero y con la participación de dos grandes figuras del flamenco: Inés Bacán y Enrique del Castillo. Se trata de una pieza que explora los límites entre poesía, cuerpo e imagen.
Asimismo, Los chicos de la playa Adoro, una propuesta de Alberto Cortés en colaboración con el pintor portugués João Gabriel, funde las artes plásticas y escénicas en una experiencia visual y performativa dentro del marco de la Bienal BoCA Lisboa-Madrid.
La danza también atraviesa otras propuestas híbridas y performativas que buscan desbordar la estructura clásica del teatro y expandir la experiencia sensorial del público.
Nuevas dramaturgias y voces imprescindibles
La temporada pone el foco en la dramaturgia contemporánea, tanto nacional como internacional. El imperativo categórico, de Victoria Szpunberg, llega con varios galardones y candidaturas a los Premios Max. A su vez, María Goiricelaya presenta Ni flores, ni funeral, ni cenizas, ni tantán, una obra introspectiva sobre la muerte con el Camino de Santiago como trasfondo.
Desde Europa, destacan El Dragón de Oro del alemán Roland Schimmelpfennig, que abrirá la temporada bajo la dirección de Sarabela Teatro, y Rompientes de Paul Verrept, producción propia que cuestiona los límites de la empatía en una sociedad acomodada.
Escenario para las tensiones sociales
El compromiso con la realidad se concreta en títulos que abordan temáticas urgentes. La violencia contra las mujeres vertebra un potente díptico: Teoría King Kong de Virginie Despentes, dirigida por Isis Martín, y Perra cimarrona, de Lucia Trentini, que conecta con la denuncia del colonialismo y el abuso de cuerpos feminizados.
En esta línea, también se presenta Una forma de vida, adaptación de la novela epistolar de Amélie Nothomb, que retrata la obesidad y la depresión a través de una correspondencia entre una escritora y un soldado de Irak.
Jóvenes públicos, nuevas inquietudes
La Abadía refuerza su conexión con los públicos más jóvenes. Tres espectáculos destacan por su capacidad de sintonizar con las emociones, conflictos e intereses de la adolescencia actual:
• Del fandom al troleo, sátira sobre la presión del éxito, dirigida por Berta Prieto.
• Invisible, de LaJoven, adaptación teatral del best-seller de Eloy Moreno, que aborda el acoso escolar.
• Adolescencia infinita, de Pont Flotant, explora las complejidades de crecer y cambiar.
Palabra, memoria y legado
La palabra sigue siendo el corazón de La Abadía. Se recupera Mio Cid, de José Luis Gómez, y se presenta Tebanas, creación de Álvaro Tato y Yayo Cáceres que adapta tragedias griegas al presente con frescura y música en directo. La poesía también tiene su lugar con Poetas en La Abadía, que reunirá a Pilar Adón, Antonio Lucas o Elena Medel, entre otros.
Desde la memoria histórica se articulan piezas como Francisco Ferrer. ¡Viva la Escuela Moderna! y El jardín quemado, ambas con producción de La Abadía, así como Las gratitudes, sobre el rescate de una mujer judía en la Segunda Guerra Mundial.
Teatro familiar y participativo
Las nuevas generaciones también tienen espacio en la programación con montajes accesibles y participativos:
• Komunumo, de Eléctrico 28, utiliza máscaras de animales para hablar de convivencia entre generaciones.
• Las pequeñas cosas, de La Mecànica, explora cómo los niños ven a los adultos, invitando al juego escénico compartido.
Formación y mediación: una casa que educa
En su 30 aniversario, La Abadía refuerza su vocación pedagógica. El nuevo espacio ABADÍA 44 será un centro de entrenamiento actoral con docentes como Mar Navarro, Fernanda Orazi o Fernando Piernas. Además, continúan los talleres profesionales con nombres como Anne Bogart, Marco Antonio de la Parra y María Goiricelaya.
La labor comunitaria sigue siendo esencial con el proyecto La Abadía cruza la calle, que cumple siete años trabajando con la comunidad de Chamberí en contextos de diversidad y vulnerabilidad social.
La Abadía se proyecta al futuro con la raíz bien anclada en la palabra, la memoria y el cuerpo escénico. En su temporada 2025-2026, se erige como un teatro total que cruza generaciones, disciplinas y geografías. La danza, la palabra y la acción se convierten aquí en herramientas de transformación, escucha y celebración.
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