
21.05.25 La reciente producción de la Compañía Nacional de Danza (CND), titulada #INCUBATIO Circumambulatio, ha encendido las alarmas en el panorama cultural español. Se trata del primer estreno escénico bajo la dirección de Muriel Romero, quien asumió el liderazgo de la compañía en septiembre de 2024, convirtiéndose en la primera mujer en ocupar ese cargo desde la fundación de la institución en 1979.
Presentada en los Teatros del Canal, la propuesta coreográfica se inspira en la técnica de incubatio de Parménides y en conceptos del inconsciente colectivo de Carl Jung. La obra busca transportar al espectador hacia una experiencia sensorial inmersiva mediante la fusión de danza, filosofía, tecnología y sonido generativo. Este enfoque, ambicioso en su intención, ha sido recibido con escepticismo por parte de la crítica especializada, que ha calificado el montaje como desigual, excesivamente abstracto y fallido en su ejecución general.
Uno de los elementos más innovadores —aunque también polémicos— ha sido la integración sonora en tiempo real, desarrollada por el compositor Pablo Palacio, colaborador habitual y pareja artística de Romero. Juntos han codirigido desde 2008 el Instituto Stocos, un laboratorio interdisciplinar que fusiona danza, música, matemáticas, psicología experimental e inteligencia artificial. Esta colaboración, que ha rendido frutos en otros contextos experimentales, no parece haber alcanzado aquí el nivel de cohesión escénica que se esperaba en un estreno institucional de esta envergadura.
Las críticas, publicadas en medios especializados, han coincidido en señalar una preocupante falta de claridad narrativa, una puesta en escena difusa y una coreografía coral que no logra articularse con fuerza ni coherencia. Algunos expertos apuntan a una desconexión entre la sofisticación conceptual del proyecto y su expresión escénica final, que deja al espectador más perplejo que estimulado.
Este estreno, que debía marcar un hito en la nueva etapa de la CND, ha generado más dudas que certezas. La promesa de renovación que acompañó la llegada de Romero —con una visión artística centrada en la investigación y la tecnología— está aún lejos de consolidarse en el escenario. Al contrario, el espectáculo ha puesto en evidencia los riesgos de una transición artística que apuesta por la innovación sin lograr aún integrar con solidez las herramientas del lenguaje contemporáneo con la excelencia interpretativa que caracteriza a esta compañía.
A esto se suma la inquietud creciente dentro del cuerpo de baile, que, según fuentes internas, se encuentra desorientado ante los cambios metodológicos y estéticos impuestos por la nueva dirección. Las tensiones entre la visión conceptual del liderazgo y la praxis escénica del elenco podrían explicar parte de las deficiencias observadas en la función.
No es inusual que un cambio de liderazgo en una institución artística genere fricciones y cuestionamientos. Sin embargo, en el caso de la Compañía Nacional de Danza, el reto es mayúsculo. Como referente de la danza a nivel nacional e internacional, la CND tiene la obligación de mantener su prestigio al tiempo que explora nuevas vías de expresión.
Equilibrar estas dos dimensiones será el verdadero desafío para Muriel Romero y su equipo.
Por ahora, el estreno de #INCUBATIO Circumambulatio deja una impresión ambigua: una propuesta audaz en lo conceptual, pero débil en lo coreográfico y desconectada de la sensibilidad del público general. Habrá que esperar los próximos montajes para saber si se trata simplemente de un traspié inaugural o del inicio de una etapa en la que la experimentación, lejos de enriquecer, diluye el legado de excelencia de la CND.
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