31.10.22

La Bella Otero puede ser considerado un “ballet operístico” en el sentido amplio de la palabra. Se ha presentado en el Teatro Cervantes de Málaga los días 29 y 30 de octubre. Las dos funciones con la artista invitada Patricia Guerrero y con la colaboración especial de Maribel Gallardo.

Rubén Olmo ha puesto la danza al servicio de la historia para conseguir la fusión de estilos, desde el folclore al flamenco y la danza estilizada, para contar bailando la historia de una mujer que se inventó a sí misma a partir de un suceso trágico de su infancia y triunfó como artista y cortesana para terminar arruinada por el juego.

“Hace muchos años, cuando ni siquiera había iniciado mi carrera como coreógrafo, encontré unas postales de la Bella Otero en una tienda de segunda mano. Cuando descubrí que una de las mujeres más famosas de su época era de una aldea de Pontevedra tuve claro que tenía que crear un ballet sobre su vida. Pero sabía que necesitaba tener el respaldo de una gran compañía para poder realizarlo como lo imaginaba, como un espectáculo de gran formato; dirigir el Ballet Nacional de España me ha permitido hacerlo realidad”, explica Rubén Olmo sobre el origen de su coreografía.

“Es un espectáculo muy emotivo y también dramático, porque cuenta la historia de una mujer que llega a lo más alto y termina sola y olvidada”, añade el director. El argumento, dramatizado por Gregor Acuña-Pohl, ha seleccionado algunos de los momentos más destacados de la biografía de la artista que pudieran expresarse mediante la danza sin intentar ser exhaustivo. “He intentado ceñirme al personaje histórico y hacer de ello un ballet que emocione al público, sin juzgarla. Lo más importante para mí era mostrar una persona con mucho magnetismo, carisma y fuerza”.

La bailarina granadina Patricia Guerrero también está muy emocionada de volver a retomar este personaje desde su última presentación en Sevilla el pasado mayo. “Es un papel que me apasiona y me llena de tantas cosas buenas”. “Estoy interpretando a una gran mujer de la que hay muchas cosas que admiro y me gusta mucho tener la oportunidad de interpretarla”. La joven bailarina y coreógrafa se formó en las compañías de Mario Maya y Rubén Olmo. Actualmente es una figura relevante en el flamenco de vanguardia y recibió el Premio Nacional de Danza de Interpretación en 2021. Para Patricia Guerrero “La Bella Otero es una obra dura en su fondo, pero es dinámica, divertida, fresca, y con un colorido y energía que nos hará disfrutar a todos, dentro y fuera del escenario”.

Para encarnar a la protagonista en sus últimos años, Rubén Olmo ha contado con la colaboración especial de Maribel Gallardo, maestra repetidora del Ballet Nacional de España. “Volver a retomar el personaje de Madame Otero, además de lo que supone meterte en la piel de una mujer tan apasionante a pesar de su trágica vida, conlleva revivir la emoción de sentir el escenario y el calor del público. Lamentablemente la vida artística de un bailarín es muy corta y en escasas ocasiones la vida te regala una oportunidad como la que afortunadamente estoy viviendo, intensamente y agradecida”, afirma la bailarina gaditana.
Música, vestuario, escenografía e iluminación.

El compositor y director Manuel Busto originario de la localidad sevillana Los Palacios y Villafranca, ha coordinado a los músicos de distintos estilos que han compuesto la música para este ballet, integrándolos en la partitura sinfónica creada por él.

El resto de composiciones de la obra han sido realizadas por: Alejandro Cruz Benavides, Agustín Diassera, el grupo Rarefolk y los guitarristas flamencos Diego Losada, Víctor Márquez, Enrique Bermúdez y Pau Vallet.

Junto a la creación de una partitura tan compleja y variada, otro de los retos de este ballet dramático ha sido el diseño de los cerca de 200 figurines necesarios para vestir a los bailarines en épocas y escenarios tan diversos como una aldea gallega, el París de la Belle Époque, o un café cantante. La diseñadora canaria Yaiza Pinillos está especialmente orgullosa de la reelaboración personal que ha realizado del traje de pedrería de inspiración bizantina que la Bella Otero viste en uno de sus retratos más icónicos. A la dificultad de diseñar un vestuario que refleje una época pero que permita bailar y cambiarse fácilmente entre escenas se suma el uso de pelucas, barbas, bigotes y sombreros que exigía la caracterización de los personajes.

Para el escenógrafo Eduardo Moreno, el desafío ha sido diseñar un solo elemento arquitectónico que ayudara a identificar temporalmente y geográficamente cada una de las escenas con unos simples añadidos. La iluminación diseñada por Juan Gómez-Cornejo, por su parte, arropa a los bailarines aportando un elemento emocional a cada ambientación.

Acerca del Ballet Nacional de España

El Ballet Nacional de España (BNE) es la compañía pública referente de la danza española desde que se fundó en 1978 bajo el nombre de Ballet Nacional Español, con Antonio Gades como primer director. Forma parte de las unidades de producción del Instituto Nacional de la Artes Escénicas y de la Música (INAEM), perteneciente al Ministerio de Cultura y Deporte. La finalidad del BNE se centra en preservar, difundir y transmitir el rico patrimonio coreográfico español, recogiendo su pluralidad estilística y sus tradiciones, representadas por sus distintas formas: académica, estilizada, folclore, bolera y flamenco. Asimismo, trabaja para facilitar el acercamiento a nuevos públicos e impulsar su proyección nacional e internacional en un marco de plena autonomía artística y de creación.

Rubén Olmo, director del Ballet Nacional de España

Rubén Olmo, Premio Nacional de Danza 2015, se ha incorporado al Ballet Nacional de España en septiembre de 2019 con la intención de trabajar para la preservación, la difusión y la movilidad del repertorio tradicional de la Danza Española, incorporando además nuevas creaciones y abriendo las puertas a las vanguardias y la experimentación. Esta supone su segunda etapa en el BNE, compañía de la formó parte como bailarín entre 1998 y 2002. De 2011 a 2013 ejerció como director del Ballet Flamenco de Andalucía, institución dependiente de la Junta de Andalucía, con la que estrenó montajes propios como Llanto por Ignacio Sánchez Mejías o La muerte de un minotauro. Anteriormente, formó su propia compañía, para la que creó espectáculos como Érase una vez, Belmonte, Las tentaciones de Poe, Horas contigo, Naturalmente Flamenco y Diálogo de Navegante. También ha colaborado como coreógrafo o bailarín con figuras destacadas de la Danza Española como Aída Gómez, Antonio Najarro, Eva Yerbabuena, Víctor Ullate, Antonio Canales, Rafael Amargo, Isabel Bayón, Rafaela Carrasco y Aída Gómez.






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