02.04.20
Cuando el confinamiento termine y podamos salir a la calle no habrá terminado todo.
Durante un tiempo seguirán vigentes algunas restricciones actuales y se darán nuevas normas.
Los teatros tardarán en abrir. Entre las normas nuevas seguramente estará la de limitación de contactos y, sobre todo, del número de personas que puedan estar juntas.
Esto me hace temer que el fin del confinamiento no coincidirá con la reapertura de los escenarios. Y también me temo que la reapertura de los escenarios no va a coincidir con el regreso de los espectadores. Habrá miedo a las concentraciones.
Van a hacer falta muchas ideas para levantar el negocio escénico.
Yo creo que una cierta garantía de seguridad puede animar al público. La limitación de espectadores, dejando suficientes butacas libres entre unos y otros será imprescindible.
Pero esa limitación hará que un sector ya precario de por sí, llegue a ser inviable.
Ahí va una idea para la danza contemporánea
Supongamos que en vez de espectáculos de hora u hora y media, los espectáculos pasan a ser de una duración de diez minutos, esto en danza contemporánea es sencillo porque los espectáculos no suelen tener argumento, y se adapta el precio de la localidad a esta merma de tiempo. Y supongamos que en una tarde ese espectáculo puede representarse cuatro, cinco o más veces. La seguridad de los espectadores estaría adecuadamente protegida, el precio reducido haría más atractiva la oferta, los bailarines o actores no se someterían a un sobre esfuerzo, la recaudación sería aproximada a la habitual… tal vez los único que en esta situación tendrían que hacer un esfuerzo especial serían los acomodadores, encargados de acomodar con rapidez cada tanda de espectadores y de desalojarlos con igual rapidez.
Y, en todo caso, ¿Cuándo se ha visto un teatro lleno cuando el espectáculo es de danza contemporánea? Reconozcamos que pocas veces.
Es una idea. Si tenéis otras ideas, enviarlas a . Las publicaremos con gusto.
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