11.10.19

Hace unos meses me llamó el Maestro Ullate, quería hablar conmigo. Me invitó a merendar. Estaba con nosotros Eduardo Lao.

Me habló, ya lo sabía porque siempre lo ha comentado en sus entrevistas, de su precario estado de salud y que la compañía estaba en quiebra, que estaba sacando dinero de su escuela para mantener a flote la compañía, que debía dos meses a sus bailarines y trabajadores, y que si no había milagro tendría que cerrarla. Yo, que le aprecio, le aconsejé pagar a sus bailarines y cerrar la compañía lo antes posible. Por él, por su salud.





Cuando hace unos días me enteré por la prensa del cierre de la compañía tuve una sensación agridulce, por una parte, lo sentí porque no está España para perder una compañía de danza, de las muy muy pocas no contemporáneas. Pero también me alegré por el Maestro que, en su senectud, libre de la carga de la compañía, podrá disfrutar de su tantas veces anunciada retirada.

Pero de momento no está libre de la carga de su compañía. Al parecer la ha cerrado dejando en precario, con sueldos pendientes y sin indemnización, a sus bailarines y personal técnico. Y no me gusta. No voy a comentar más sobre esto, pero para mí es dejar un mal recuerdo de una gran labor. Espero que el Maestro reconsidere esta decisión y abone a bailarines y técnicos aquello que les corresponde.

He visto que circula una petición de Change.org “NO al cierre de Victor (sic) Ullate Ballet”. Pienso que NO es una buena idea. Dejen descansar a Víctor Ullate. Además, sin el Maestro, artísticamente, la compañía no será el Víctor Ullate Ballet de la Comunidad de Madrid, y con el maestro ya se ha demostrado que la compañía no se gestiona bien por sus responsables. Sin embargo, el millón de euros que venía recibiendo la compañía podría utilizarse para crear puestos de trabajo para los bailarines. Por ejemplo, destinándolo a nuestros conservatorios que deberían tener un departamento de apoyo laboral y formación para la búsqueda de empleo y con ese millón podrían crearlo.

O para cubrir deficiencias como el tan deseado y nunca construido auditorio para el Conservatorio Fortea, o para el no menos necesario auditorio del Conservatorio Mariemma. Esto por poner dos ejemplos, tiene tantas necesidades la danza por cubrir en la Comunidad de Madrid que no sabríamos por dónde empezar.

Sí sé por donde no empezar. No destinaría ese dinero a asociaciones, fundaciones, o cualquier otro tipo de agrupación en las que se ha demostrado que el dinero entra, pero no salen beneficios para danza y bailarines.

Claro que, en una comunidad en la que sus teatros insignia, Teatros del Canal, siguen sin dirección tras ya casi dos meses desde el cambio de gobierno, y en la que aún no se ha oído hablar de quien va a ocupar el cargo de asesor de danza, -por favor, renueven a Joel Toledo Mirabal-, cualquier esperanza es vana. ¡Señora Marta Rivera, Consejera de Cultura y Turismo gracias al partido Ciudadanos, gánese el sueldo!

Todo esto, por supuesto, dicho desde mi ignorancia.



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