09.02.18 Hace ya casi seis años que el gobierno fascista de Ignacio González en la Comunidad de Madrid me vetó como informador y dejó de convocarme a ruedas de prensa, pases gráficos y, por supuesto, dejó de acreditarme como crítico de danza. El motivo, dudar si la inclusión de cierta compañía en el Festival Madrid en Danza, mal dirigido por aquel entonces por Ana Cabo, estaba influida por el parentesco de su directora con una senadora del PP. Sin duda un golpe a la libertad de información.
Afortunadamente el gobierno no tan fascista de Cristina Cifuentes levantó el veto en lo que a difusión pura de sus espectáculos se refería –sin duda no les viene mal un poco de publicidad gratis-, manteniendo, eso sí, mi ausencia como crítico en los espectáculos de danza que la Comunidad programa -nada de opinar-. Debo hacer una precisión para reconocer que en el caso de Madrid en Danza y desde que es Aída Gómez quien magníficamente dirige este festival, sí soy acreditado como crítico a sus espectáculos.
En noviembre de 2012 mi seguridad como ciudadano de vivir en un país democrático desapareció.
Desde esa fecha han sido cada vez más las preocupantes noticias que van llegando de un país en el que la democracia se está convirtiendo en un recuerdo.
Hoy leo que a un pobre desgraciado, un tal Daniel, le han multado por tener mal gusto. No cabe duda de que la foto del Cristo con el rostro de la persona multada es una muestra de mal gusto, pero considerarla delito es un duro golpe a la libertad de expresión. Creo que el montaje es deleznable, pero no punible.
Soy fotógrafo. Antes lo era de danza, ahora me dedico más a la fotografía de teatro, de producto y, sobre todo, retrato. Además disfruto tuneando fotos, y hace tiempo que publico una serie de fotografías de políticos tuneados como zombis (*). Lo hago desde el cariño que gente tan mentalmente indigente me produce. Espero que no sea motivo de denuncia, multa y cárcel en este país que ya no es la democracia que un día nos dimos los españoles.
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