11.06.16

A 50 años de su estreno y en el centenario del nacimiento de su creador, el maestro Alberto Alonso.
Por Orlando Salgado.


El año 2017 marcará el Aniversario 50 de la creación del ballet Carmen (*1) de Alberto Alonso (*2), una obra que ha ocupado un lugar imperecedero dentro del repertorio de numerosas compañías del mundo y que ha ganado, por derecho propio, su espacio dentro de las obras mas emblemáticas de la coreografía del siglo XX. A diez años de su desaparición física y en el centenario del nacimiento del autor, la obra del maestro se mantiene viva y su trayectoria artística, su labor de toda una vida dedicada a la danza y a su esfuerzo por imprimir a sus obras ese aire de cubanía y contemporaneidad es motivo de estudio y reflexión por parte de alumnos, profesionales y estudiosos.



Fueron muchas las obras de su autoría que tuve la suerte de interpretar dentro del Ballet Nacional de Cuba (BNC) en diversos roles como: El Güije (1967), Un Retablo para Romeo y Julieta (1969), Conjugación (1970), Diógenes ante el tonel (1971), Cumbres borrascosas (1982), Tributo a José White (1983), y Diario perdido (1987), todas ellas muy diversas entre sí, pero marcadas por un común denominador que fue la búsqueda de un estilo propio y una identidad cubana y a la vez cosmopolita, inmersa en un componente de critica y polémica que el maestro disfrutaba conscientemente.

Ya se apreciaban estos elementos desde su primer ballet basado en un tema social y cubano Antes del Alba, estrenado el 27 de mayo de 1947, (Carrera. 1987:12) con música de Hilario González y diseños de Carlos Enríquez, en los que unificó los pasos clásicos con rumba y conga, (interpretado por Alicia, Fernando y el propio Alberto Alonso, entre otros). Debido a las reacciones en contra, de la sociedad burguesa de entonces, fue escenificada solamente dos veces en el mismo día; o Diógenes ante el Tonel, representado en función única el día 27 de abril de 1971 en el Teatro García Lorca (Cabrera.1971:10), y posteriormente en el Teatro Liceo de Barcelona, en el mes de mayo del mismo año que suscitó la polémica y una clara reacción de desaprobaciones y aplausos entre el público al tratar un tema tan vigente en esos momentos sobre el movimiento hippies y las drogas en la juventud, y así lo reflejaba una de las criticas del Diario de Barcelona realizada por J. G. el 27 de mayo de1971 (*3)

Con la producción de Conjugación, Alberto Alonso ya demostró sus preocupaciones por los grandes problemas que rigen al mundo de hoy y aunque de carácter distinto, su coreografía de Diógenes ante el tonel sigue una trayectoria parecida estableciendo un paralelismo formal entre Diógenes que con su actitud se burló en su tiempo de todo convencionalismo y cierta juventud de nuestra época (especialmente los "hippies"). Evidentemente, en Alberto Alonso nos interesa tanto el sólido “metier” y la alta dosis de imaginación que denotan sus coreografías, como la problemática que se presenta ante sí para la realización de cada obra, con el fin de sacar conclusiones claras y convincentes a temas reales que dan no pocos quebraderos de cabeza incluso a los sociólogos.

Sería Carmen su obra más renombrada y exitosa, y que en particular, me proporcionó en el plano artístico y personal numerosas experiencias y éxitos que perdurarán para siempre. La obra, después de su nacimiento en el escenario del Teatro Bolshoi de Moscú, de la mano de la gran Maya Plisétskaya el 20 de abril de 1967 (Cabrera. 1977:22) donde obtuvo su primer, aunque controvertido éxito, al romper con esquemas en la concepción de trabajos mas contemporáneos en ese tradicional teatro, provocó la desacertada opinión de la entonces ministra de Cultura de la URSS, Yekaterina Furtseva quien diría: ¨Es un gran fracaso, camaradas. El espectáculo está demasiado verde. Hay demasiado erotismo. La música de la ópera está desfigurada. Deben revisar la concepción. Tengo muchas dudas de que el ballet pueda funcionar. Es una vía extraña para nosotros… (Plisétskaya, 2006: 315). Sobre esos veredictos se impuso la calidad de la obra, la aceptación mayoritaria del público y los artistas, y en simples y contundente palabras así lo expresó Maya Plisétskaya, ¨Adoraba este ballet hasta perder la cabeza¨ (Plisétskaya, 2006: 320).

Carmen cruzó rápidamente el océano para asentarse en La Habana el 1 de agosto del propio 1967, en el Teatro García Lorca (Cabrera. 1977: 22) en las piernas de su eterna intérprete Alicia Alonso, quien le aportó su poderío técnico, su fuerza y una refinada sutileza haciéndolo suyo, y por muchos años fue marca distintiva y carta de presentación del BNC en innumerables escenarios del mundo. En esta obra, a través del estilo característico del coreógrafo, donde el juego de los pies, la mezcla ondulante o angulosa de sus brazos, según el propósito, el sentido y la intención de cada movimiento y la sinuosidad de un leve desplazamiento de cadera, son suficientes para mostrar claramente su cubanía. Pero sería, la síntesis con que se cuenta la historia, la naturalidad y fluidez conque transcurren las escenas exentas de folklorismo y elementos superfluos, lo que establece su mayor virtud.

Se destaca además como característica muy particular del coreógrafo, el estudio profundo del aspecto dramático, psicológico y social de cada uno de los personajes, enfatizando la fuerza del poder en Zúñiga y sus pretensiones de controlar. La sociedad aparece en el cuerpo de baile como un núcleo que observa y juzga; a lo cual se suma ese acertado y significativo personaje Destino-Toro que dirige la vida y la muerte, simbolizando a la vez la fuerza del toro y de Carmen, (por eso decidió que lo interpretara una bailarina). El Don José que lucha entre esas dos fuerzas que lo atormentan (el Deber y el Amor); y ese alto sentido de libertad y valentía innatas en Carmen, que están por encima hasta de su propia vida.

Alberto supo extraer la esencia más pura de nuestras raíces hispano-africanas dándole una trascendencia definitivamente universal que le permitió convertirse en uno de los nuevos clásicos imprescindibles en el repertorio de importantes compañías. Así se lo expresó el coreógrafo al crítico Pedro Simón: ¨Carmen, en mi criterio, es una culminación de ese trabajo que yo venía haciendo en la búsqueda de ese lenguaje de lo cubano. Tanto es así, que en él están muy fundidos lo clásico, lo español y lo cubano. Ahí hay pasos de rumba; aunque parezcan no estarlo, lo están: hay inclusive elementos de tipo Abakuá(*4), como son los pies metidos para adentro, y por supuesto, están los bailes españoles, sobre todo en la parte de la taberna.(Simón, 2014: 603).

Mi primer contacto con el ballet Carmen fue durante la filmación de la obra por el Instituto Cubano del Arte e industria Cinematográficas (ICAIC) en el año 1968, siendo aún estudiante de ballet en la Escuela Nacional de Arte de La Habana (ENA), y fue precisamente eso, una mirada, lo primero que hice, cuando a varios alumnos se nos convocó como figurantes para asomarnos por detrás del ruedo, y con la barbilla apoyada en las manos, atisbar los acontecimientos escénicos.

Lejos estaba yo de imaginar que esa mirada sería el inicio de un largo camino en esta obra, que continuó, ya recién graduado y dentro del BNC, donde comencé a familiarizarme con el estilo característico del maestro. A principios de1969 realizaba mi primera gira internacional, y dentro de los roles a interpretar: el cuerpo de baile del ballet Carmen.

Fue el año 1971, con solo 19 años, el que me proporcionó la experiencia de trabajar un papel principal con el coreógrafo. Fue la preparación del rol de Escamillo donde pude estudiar y asimilar esas poses y maneras tan características de los toreros que el coreógrafo supo integrar a su estilo, destacando la arrogancia de su personalidad y ahondando en el desarrollo de la dramaturgia del personaje. Después vendría mi estreno anticipado en este papel en el Teatro Liceo de Barcelona el 22 de mayo de 1971, (Bustamante, 2014:178) cuando una imprevista lastimadura de su titular en el momento, Jorge Esquivel, me puso, con solo un ensayo, en la escena de ese importante teatro y por demás, y si fuera poca responsabilidad, por primera vez como partenaire junto a la primerísima bailarina Alicia Alonso.



Esta primera experiencia como partenaire de Alicia, significó el inicio de una nueva etapa de crecimiento en mi carrera, y un continuo aprender de primera mano los entresijos del arte de la danza.

Luego llegaría el rol de Don José, que me permitió disfrutar aun en mayor medida las indicaciones del maestro que siempre estimulaban la creación del intérprete y lograba a través de esa corriente, movilizar las cuerdas mas ocultas, partiendo de sentimientos cotidianos del sentir humano, transformándolos en movimientos que imprimían su sentido particular a la danza. Así aprendí como Don José, transitaba desde los gestos más secos y precisos en escenas como el cambio de guardia junto al personaje de Zúñiga, a otros impregnados de una pasión y sensualidad interna en sus encuentros con Carmen; o en su variación, uno de los momentos más emblemáticos del ballet, en el que trabajamos hasta en sus más pequeños detalles, descubriendo para mí el sentido de cada acción.

Desde entonces y por muchos años esta obra que interpreté en diferentes escenarios del mundo me proporcionó grandes éxitos y satisfacciones y convirtió al Don José en uno de mis roles preferidos.



Con Alicia, pude estar presente en funciones memorables que marcaron hitos en la carrera de la afamada bailarina, como sería el 26 de septiembre de1972, en el Teatro Erkel de Budapest, (Bustamante. 2014: 180) grabada por la televisión húngara. En esa ocasión tuve a mi cargo el rol de Escamillo. Fue a partir de ese momento, que la bailarina interrumpió su carrera para ser intervenida de la vista, lo cual la mantuvo alejada de los escenarios por más de tres años.

O en 1975, esta vez ya en el personaje de Don José, cuando acompañé su reaparición escénica en el rol de Carmen el 17 y 18 de noviembre en el Teatro Nacional de Panamá, (Bustamante M.2014: 180) en función filmada también por la televisión panameña. Ese fue el comienzo de un largo período que nos llevó junto al BNC por los más importantes Teatros de América, Europa y Asia.

La experiencia acumulada en el trabajo de Carmen en esos años me permitió a la vez participar como equipo de montaje e intérprete junto al coreógrafo en su puesta en escena para el American Ballet Theatre estreno que tuvo lugar el día 11 de junio de 1976 en el Metropolitan Ópera House de Nueva York , (Cabrera.1977:24). Emocionante función donde bailamos ante un público entusiasmado que nos dedicó una interminable ovación de más de 20 minutos.



Participé también como repositor de la obra en su montaje para el Circle Balletomanía en el Shinjuco Bunka Center de Tokio, Japón, interpretando el rol de Don José junto a la bailarina japonesa Yasuyo Omoto el 20 de diciembre de 1980(*5) , y realice también el montaje junto a la primera bailarina Marta García para la función de Gala Homenaje por los 50 años de Vida Artística de Alicia Alonso ofrecida por la Compañía Nacional de Danza en el Teatro Bellas Artes de Méjico D.F, el 17 nov 1981, (Bustamante. 2014:193).

Fueron muchos los éxitos cosechados en todos esos años y cada espectáculo podría ser motivo de una reseña particular por diversos motivos, hasta el año 1992 en que junto a Alicia bailáramos sin saberlo por última vez el pas de deux de Carmen y Don José, con motivo de la Gala en su homenaje en la Bienal de la Danza realizada en la Sala Garnier de la ciudad de Lyon, Francia, (Bustamante M 2014: 205).

En el año 2000, colaboré en la reposición de la obra para las nuevas generaciones del BNC y pude compartir y rememorar junto a ellos las indicaciones del maestro, cuando después de varios años de ausencia de la escena, la obra se reincorporó de nuevo al repertorio de la compañía, especialmente para una temporada de nueve funciones en el Teatro Massimo de Palermo, capital de Sicilia, Italia, del 11 al 17 de febrero del 2000, con la participación de la Primera Bailarina italiana Alessandra Ferri y el Primer Bailarín cubano José Manuel Carreño, alternando con las nuevas figuras del BNC en los papeles principales.


Sería también a través de Carmen y durante el período en que Marta García ocupa la Dirección Artística del Ballet Estable del Teatro Colón ( BETC) de Buenos Aires, 2001-2004, en la que me desempeñé como maestro y repositor del elenco, que se produce mi último encuentro con el maestro, participando en el montaje de su obra llevado a cabo, en esta ocasión, por su mas cercana colaboradora Sonia Calero, quien fuera artista reconocida y admirada por el público cubano y por muchos años compartiera con él su amor y visión por la danza, siendo la intérprete de muchos de sus innumerables proyectos artísticos.

El encuentro culminó con los espectáculos llevados a escena por primeras figuras, solistas y cuerpo de baile del BETC de Buenos Aires, del 21 al 29 de abril del año 2001 en la escena del propio teatro, y nos proporcionó el disfrute tanto en el plano profesional como personal del reencuentro con Alberto y Sonia.

Nada hay más importante para valorar una obra que su vigencia en el tiempo. Ya en 1987 al cumplir 20 años de su estreno y como homenaje al 70 cumpleaños de su creador, se le auguraba una larga trayectoria. Esta Gala de celebración, auspiciada por el Ballet Nacional de Cuba, se celebró en el Gran Teatro de la Habana, (Pompeyo.1987: 15) hoy Alicia Alonso, y se presentaron algunos fragmentos de sus obras y como colofón unas escenas de su ballet Carmen en el que junto a Alicia tuve el honor de participar.



Treinta años después, cuando se acerca su 50 Aniversario, Carmen de Alberto Alonso mantiene su fuerte presencia y continúa pisando firme los escenarios de los mejores teatros del mundo y el legado del maestro mantiene su vigencia en quienes como yo, tuvimos el placer de estar ahí para vivirlo y disfrutarlo.

Nos toca ahora preservar y estudiar la trascendencia de su obra coreográfica y su eterna preocupación por el encuentro con sus raíces.

Esto nos permite tener allanado el camino en la búsqueda de una personalidad propia, representativa y actualizada de nuestros orígenes, que será lo que finalmente nos consolide y distinga como creadores.



* Nota:
Las fotos del artículo han sido cedidas por gentileza del Museo Nacional de la Danza, La Habana, Cuba.

Bibliografía:

-BUSTAMANTE Mayda, Alicia Alonso en Carmen. Mito y leyenda. Madrid, Cumbres, 2014.
-CABRERA Miguel, El ballet en Cuba. Apuntes Históricos. La Habana. Cúpulas.2011
-CARRERA D. (1987, Vo6) A cuarenta años de Antes del Alba. En Revista Cuba en el Ballet. Vo6 (2) 12.
-CABRERA M. (1977, Vo8) Carmen: Una década después. En Revista Cuba en el Ballet. Vo8 (2) 22-24.
-PLISÉTSKAYA Maya, Yo, Maya Plisétskaya. Donostia-San Sebastián. Nerea. 2006
-SIMÓN Pedro, El Ballet una devoción (enfoques y precisiones) Madrid. Cumbres. 2014.

NOTAS AL PIÉ

(*1) Coreografía Alberto Alonso, música de Georges Bizet, orquestada por Rodion Shchedrin, libreto inspirado en la novela de Prosper Mérimée de la opera Carmen, de Henri Meilhac y Ludovic Halévy
(*2) Bailarin, maestro, director y coreógrafo. La Habana, Cuba, 22 de mayo de 1917, Gainesville, Florida, E. U, 31 de diciembre de 2007.
(*3) (1971,Sept) El Ballet Nacional ante la critica. En revista Cuba en el Ballet,2(3)-5.
(*4) Sociedad secreta Abakuá, compuesta solo por hombres, con sus danzas y ritmos traídos de África muy populares en Cuba.
(*5) 1981, Revista Cuba en el Ballet, Noticias Vo12 (2), 37.











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