21.05.16

Reconocido es mi desacuerdo con estos festivales que, organizados por los poderes públicos, suelen utilizar el teatro alternativo para su gloria institucional más que para la promoción de ese teatro tan poco reconocido, y por tanto, poco accesible para el común de los ciudadanos. Estamos en pleno SURGE, a las puertas del TALENT y después nos quedará el FRINJE, cuya J no sé si peligra con la salida de Pérez de la Fuente del Teatro Español. Otros] han señalado también que lo que subyace en estos festivales, como en La Noche de los Teatros, o La Noche en Blanco, es la intención del poder de mantener la ficción de que la cultura le interesa, concentrando en un evento único casi todo el impulso de su precario apoyo y construyendo campañas publicitarias en las que el logo de quien organiza está muy visible, y el del resto menos (este año en el libro/programa de la muestra, ni siquiera aparecen las direcciones de las salas, por no hablar de las fotos de los espectáculos. Todo eso queda para la web, que no cuesta dinero) Y luego hablan de promoción.

El SURGE, que cada vez tiene menos estrenos (este año sólo 41) , no deja de ser un alquiler del Off para mayor gloria de la Comunidad de Madrid que las salas permiten porque cualquier dinero que se les de les ayuda a subsistir, y porque la Muestra tiene lugar en un momento en que el calor invita a abandonar las salas en favor de las terrazas. El Frinje ha subido su dotación económica para las compañías hasta los 3000 € desde los 600 con los que empezó, lo cual alabo, pero no deja de ser la manera en que al Ayuntamiento regala a la creación emergente las peores fechas del año robando la mayoría de su público a las salas que están abiertas (porque en verano también hay que pagar los alquileres), y en condiciones vergonzosas para un teatro público. Como esto ya lo he dicho en otros posts y no ha servido de nada, voy a proponer un nuevo enfoque. A ver si así…

Todos los Festivales, Muestras, Concursos, inciden en el error de promover la producción, y deberían promover la demanda. Desde que la crisis ha obligado a creadores, compañías y salas a buscarse las habichuelas sin ayudas, la multiprogramación se ha hecho norma, y las propuestas no faltan. Sólo a la última convocatoria de Madrid Activa parece que se han presentado 4000, de las que se recomiendan unas 1900, no todas profesionales. Lo que nos falta es público para las propuestas excelentes, porque el Off tiene una especie de techo de cristal que sólo se rompe en casos extraordinarios o cuando un teatro institucional arropa a un autor/actor/creador/compañía y lo hace accesible al gran público.

Hacer un Festival o una Muestra no sirve de nada si no viene acompañado de una política sostenida de creación de públicos para la cultura emergente.

Pero eso implica visión a medio o largo plazo, y en esto, como en la educación, las administraciones no están dispuestas a apostar por el bien común si la medalla (o el rédito electoral) puede quedar en manos de otro. Los creadores y los gestores tampoco estamos exentos de responsabilidad, porque tenemos las ideas, conocemos las necesidades, pero preferimos coger el dinero y callar antes que exigir los cambios que realmente nos hacen falta. Es el vergonzante “es que si no lo hago yo, lo hará otro”. Hay muchas posibilidades: la app con el mapa cultural, la desgravación en el IRPF para el consumo cultural, la realidad aumentada, campañas de publicidad para nuevos públicos, storywalker, el big data… Hace falta imaginación y pensar en el público. Pero es más fácil coger el dinero y pensar en nuestro ombligo. ¿Repetiré este post el año que viene? Se admiten apuestas.


Artículo cedido por Javier Ortíz. Publicado originalmente en su Blog 'Apuntes de un mosquetero'




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