15.05.16
No es la primera vez que veo danza inclusiva en el Centro de Danza Canal. Es muy satisfactorio ver que en este centro se valora el arte por igual sea cual sea la condición del artista. A veces echo de menos esta disposición en otros centros oficiales.
Hace años que sigo el trabajo de Isabel Olavide y me siento muy unido a esta compañía. Me gusta comprobar, cada vez que los veo, los avances de sus integrantes y me emociona el cariño que siempre recibo de toda la compañía: la directora, los técnicos, los bailarines y sus familiares.
La lucha de Isabel Olavide está empezando a dar frutos visibles, siempre ha dado frutos, pero con la participación en la I edición del Festival VISIBLES y esta residencia en el Centro de Danza Canal, el trabajo de esta bailarina, bailaora, coreógrafa y profesora de danza está empezando a ser conocido.
Os copio un texto de Isabel Olavide.
Los Beneficios de Hacer Danza
La Danza es una de las expresiones artísticas más antiguas.
El hombre desde sus primeros tiempos utiliza el lenguaje del cuerpo y el movimiento para manifestarse en su entorno, ante los demás (comunicación) y ante el Universo (reafirmación de uno mismo), así conecta de una manera directa su esencia (su fuero interno) con el mundo exterior, sin ningún tipo de distorsiones o intermediaciones. Es la expresión del alma en la forma más instintiva.
Como profesional; bailarina, bailaora, coreógrafa y profesora de danza y en particular, dedicándome a dar clase de baile español y flamenco a chicos y chicas con síndrome de Down y otras “capacidades diferentes”, he observado que la danza, aparte de ser un canal de expresión y creación artístico, también posee un poder de trasformación enorme, por lo que considero que es también un medio terapéutico.
La Danza nos da conciencia de nuestro propio cuerpo, sentido del ritmo, encuentro con el espacio, desarrolla las capacidades motrices y la coordinación, mejora la habilidad sensorial, potencia la mente y la memoria, estimula la sociabilidad (relación individual y de grupo).
En fin nos pone en movimiento por dentro y por fuera.
Es además el Flamenco un estilo de baile donde hay implícita mucha emoción, por lo que resulta para mis alumnos más fácil su expresión y ejecución.
Después de todos estos años trabajando con estos chicos y teniendo actualmente más de 30 alumnos, estoy muy satisfecha con el trabajo que se ha hecho y que se sigue haciendo y quiero constatar la evolución y progreso en el aprendizaje, así como la trayectoria artística de mis alumnos.
Por eso quiero animar a futuros alumnos a que hagan danza y aprendan Flamenco, porque aunque haya dificultades físicas o psíquicas, todo fluye cuando se tira de aquel hilo que está enrollado en lo más profundo del ser humano.
Isabel Olavide
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