03.02.16
Esta es la segunda ocasión que Oleg Karavaichuk visita España y una de las muy pocas que viaja fuera de Rusia, resistente siempre a salir de su territorio. La preparación del proyecto ‘symptoma’ con Javier Martín es uno de los motivos que le traen ahora a Pamplona. La primera visita de Oleg Karavaichuk a nuestro país fue hace un año y tuvo como escenario principal el Museo del Prado, con motivo del rodaje de una película documental que por fin se estrena este mes de febrero. La película 'Strange Word Art' ('Oleg y las raras artes'), del cineasta hispano-venezolano Andrés Duque, forma parte de la 10ª edición de Punto de Vista, Festival Internacional de Cine Documental de Navarra, que se celebrará del 8 al 14 de febrero en Pamplona. Motivo más que suficiente para unir fuerzas y programar en paralelo otro escenario relacionado con Oleg Karavaichuk en la misma ciudad, fuera de la pantalla: una estancia de creación en el Museo Universidad de Navarra-MUN, que acogerá los ensayos de ‘symptoma’ y abrirá sus puertas para mostrar el trabajo en proceso el jueves 11 de febrero a las 13h, de la mano de Javier Martín y Oleg Karavaichuk. Ambos, además, se conocieron gracias a Andrés Duque, cuya película que será proyectada los días 8 y 9 de febrero en el festival.
El encuentro entre Javier Martín y Oleg Karavaichuk se ha venido cultivando desde hace un tiempo, desde 2012, cuando el mismo cineasta Andrés Duque empezaba a trabajar en el rodaje de esta película documental que ahora se estrena en Pamplona. Al ver bailar en directo a Javier Martín, Andrés Duque le recomendó la música de Oleg Karavaichuk. Para Javier esta sugerencia fue tan acertada que la empleó en sus últimas dos piezas, actualmente en gira: ‘antiedipo’ y ‘control’. Desde San Petersburgo, Oleg vio algunos vídeos de Javier y se interesó también por su trabajo. Así fue cómo se construyó el primer encuentro y cómo ambos artistas acordaron verse para descubrir qué podrían hacer juntos. Desde sus primeros ensayos realizados en agosto de 2015 en San Petersburgo, Pamplona se convierte ahora en el segundo destino para acabar de dar forma a ‘symptoma’, coincidiendo con el estreno de la película y reuniendo de nuevo a tres buenos amigos.
'symptoma' es un proyecto de investigación y creación basado en el encuentro entre dos artistas contemporáneos: Javier Martín , bailarín y coreógrafo gallego con más de 30 piezas estrenadas, y el compositor y pianista ruso Oleg Karavaichuk, un músico que a sus 89 años de edad continúa siendo una figura tan célebre como transgresora para la cultura rusa.
Una parte fundamental del proyecto reside en un largo proceso de investigación en torno a las artes del movimiento que, “a través de la improvisación como trabajo de texturas, no de estructuras, tiene por objetivo crear estrategias de desaparición singulares para la pieza, descubriendo los propios límites del proceso, trabajando las distintas calidades del movimiento y haciendo partícipe a la comunidad para crear conocimiento, desterritorializar los cuerpos”. En palabras de Javier Martín, “intento que el rigor de una creación artística sea como el de la ciencia”. 'symptoma' se sostiene así en el trabajo colaborativo con varios grupos multidisciplinares activos desde octubre de 2015, uno en el Museo Universidad de Navarra-MUN en Pamplona y otro en el Teatro Colón en A Coruña, lugares en los que Javier Martín es artista residente y en los que ha estado estos últimos meses trabajando para la creación de ‘symptoma’. “Un trabajo sofisticado de investigación que pretende trasladar el paradigma del movimiento a nuestra experiencia cotidiana para la asunción de un mayor grado de libertad en eso que llamamos la experiencia de lo real; poniendo en crisis con profesionales de distintos campos -como neurólogos, médicos, arquitectos, químicos computacionales, terapeutas, etc.- los distintos contenidos que atienden el proceso de creación coreográfico, observando su pertinencia con otras áreas del saber, tanto científicas como filosóficas, procurando que el rigor de un proceso artístico sea activador intelectual y sensible.”
Sobre el escenario, 'symptoma' se traducirá en un "concierto performativo", es decir en el encuentro entre música contemporánea e improvisación a nivel de movimiento, cuya gira está previsto que comience en primavera de 2016 en ambos países. El objetivo será llevar al escenario el conocimiento generado a través de todo el trabajo de investigación, desarrollando por el camino otros intercambios de conocimiento por medio de talleres, conferencias y seminarios en diversos centros. Desde octubre de 2015 se llevan a cabo encuentros y actividades de forma continuada con grupos en Pamplona y en A Coruña de distintas Facultades como las de Ciencias de la Salud, de la Educación o Sociales, Medicina, Bellas Artes, Arquitectura, Ciencias del Deporte y la Educación Física; CIMA - Centro Investigaciones Médicas Aplicadas de la Universidad de Navarra; MEH - Museo Evolución Humana de Burgos; Master de Artes; Teatro Colón; museos como MUN, MAC, y un largo etcétera de actividades abiertas como conferencias y seminarios, o trabajos de improvisación abiertos al público. El objetivo es así favorecer el desarrollo del pensamiento y la práctica artística de primer nivel entre la sociedad, llevar la danza y las artes del movimiento a los distintos saberes y a nuevos públicos, impulsar el diálogo entre culturas desde lo local, generar intercambios valiosos y enriquecedores entre instituciones culturales y educativas… en definitiva, acercar las artes a los y las ciudadanas para, más allá de su simple consumo, crear conocimiento, como vía clara y necesaria de desarrollo social en nuestros días.
Todo síntoma intenta apaciguar un conflicto.
La palabra griega symptoma significa decaimiento.
Todo síntoma es una ascensión hacia una caída.
‘symptoma’ representa una búsqueda común más allá de la composición y la coreografía, más allá de la ecuación espacio-tiempo y de sus ritmos esclavizantes, que lleva a la desaparición del artista como subjetividad, dejando espacio a la música y el movimiento. Un “baile del augurio” (Javier Martín) y una música “que nos acerca a los antiguos” al sentir “una especie de sangre de mármol” (Oleg Karavaichuk)– se unen para construir esta pieza.
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