30.12.15
Hoy he asistido a los Teatros del Canal para ver 'La viuda alegre'. He coincidido en fecha con el segundo pase gráfico convocado para este espectáculo, al que también he asistido.
Los que nos movemos en esto de la difusión cultural sabemos que un segundo pase gráfico es señal de que la taquilla del espectáculo no está alcanzando las previsiones de los promotores del espectáculo.
Confirmando mis sospechas he podido comprobar que en la Sala Roja había muchos asientos vacíos. Concretamente en mi fila, entre mi asiento y el pasillo central había nueve butacas vacías. Al apagarse la luz, los espectadores de las filas que tenía delante se han ido acomodando en butacas más centradas con lo que he ganado en visibilidad al no tener a nadie delante. No hay situación de la que no puedas sacar algo positivo.
Es una pena esta baja ocupación porque el espectáculo es una delicia que recomiendo sin duda.
No es un espectáculo perfecto. Para mi gusto fallan el sonido, muy empastado, que no permite entender las letras de algunas de las canciones, y la iluminación, triste, oscura y plana, que desmerece la magnifica puesta en escena.
La escenografía es impresionante, el vestuario es maravilloso, la orquesta en directo es un lujo del que se disfruta pocas veces y el elenco está que se sale de calidad, tanto actuando, como cantado y bailando. Hago mención especial a las coreografías de Nuria Castejón que permiten que el cuerpo de baile esté, en mi opinión, entre lo mejor de un gran espectáculo.
Basado en la opereta de mismo nombre, este musical ha sido adaptado para reducir su duración a una hora y media. Nunca he visto la opereta, así que no puedo comparar, pero si puedo decir que la historia que he visto es sólida.
Como decía más arriba, un espectáculo muy recomendable. Si pueden, no se lo pierdan.
Sinopsis
Pesa sobre los servicios diplomáticos la injuriosa fama de que sus titulares no han de tener más virtudes que un hígado resistente y la habilidad de sonreír mientras parlotean sobre naderías, de recepción a fiesta de embajada y de baile de legación a cena de gala.
Quizá obras como La Viuda Alegre hayan alimentado esa calumnia. En ella Danilo, su protagonista, se enfrenta a la patriótica tarea de seducir y desposar a Hanna, una joven viuda acaudalada, para que su fortuna no salga del pequeño principado de opereta, ¡nunca mejor dicho!, de cuya embajada en París es Danilo primer secretario.
La tarea parece sencilla porque el mozo es apuesto y el uniforme le queda como un guante, pero no lo es porque hay entre ellos una vieja historia de amor despechado, porque otros pretendientes con iguales méritos se han fijado el mismo objetivo, ¡chacales arribistas!, y porque la viuda, ya lo dice el título, es alegre y no le pone mala cara a nadie. Mientras, la orquesta encadena valses y el champagne y la alegría se derraman a raudales.
Teatros del Canal
Cea Bermúdez, 1
del 18 de diciembre al 17 de enero.
Dirección escénica: Emilio Sagi
Libreto: Victor Léon y Leo Stein, basado en la comedia L’attaché d’ambassade de Henri Meilhac
Adaptación y traducción: Enrique Viana
Música: Franz Lehár, interpretada por el Ensemble de la Orquesta Sinfónica VERUM
Arreglos y dirección musical: Jordi López
Ensemble Orquesta Sinfónica VERUM
Producción del Teatro Arriaga de Bilbao
Escenografía: Daniel Bianco
Vestuario: Renata Schussheim
Iluminación: Eduardo Bravo
Coreografía: Nuria Castejón
Ayudante de Dirección: Carlos Roo
Escenografía: Neo Producciones
Peluquería y Maquillaje: Anitz Hair Machine
Elenco:
Hanna Glawari: Natalia Millán
Conde Danilo: Antonio Torres
Valencienne: Silvia Luchetti
Camille: Guido Balzaretti
Njegus: Iñaki Maruri
Barón Mirko Zeta: David Rubiera
Coro bailarines: Ana Oca, Helena Martín, Begoña Álvarez, Ylenia Baglieto, Cristina Arias, Elsa Álvaro, Ana Sagastizábal, Lara Sagastizábal, Jesús García, Rafa Higuera, Antonio Hurtado, Luis Romero, Alberto Sánchez, Alberto Echevarría, Daniel Morillo, Mitxel Santamarina
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