23.06.14

El trabajo del maestro Roger Salas lo seguía desde que la vida me acercó a la danza. Pero fue a mediados de abril de 2008 cuando, en la puerta del Auditorio Nacional, nos presentó Mercedes Moliní, una gran persona a la que la danza debe mucho más de lo que se le reconoce.

Recuerdo que Mercedes me presentó como un “colega” y que yo, de inmediato, horrorizado, la corregí dejando claro que considerarme colega del maestro Roger Salas era elevarme mucho más allá de mis méritos, que no llegaban, y no llegan, como mucho al de mero aprendiz.

Hoy me he emocionado cuando, al pedir al maestro que me dedicara el libro que se presentaba, ha escrito “Para el colega y amigo Emilio Tenorio”. Ha sido un momento especial para mí.

La presentación

En el vídeo adjunto podéis ver y oír directamente de boca de Roger Salas lo que yo pobremente podría escribir en este artículo sobre la presentación.

Muchos maestros y maestras de danza, directores de teatro, bailarines y bailarinas de gran nivel, alumnos y alumnas de danza… llenaban la sala, y los aplausos han sido largos y sinceros.

Antes de dar paso al texto de presentación de la editorial y al vídeo quiero mencionar a Mayda Bustamante que con su editorial “Ediciones Cumbres” está dejando constancia de una parte de la historia de la danza que de otro modo dormiría en los cajones para luego desaparecer con el tiempo.
Y le agradezco que durante la presentación haya tenido el detalle de mencionarme como amigo, que lo soy y me siento muy orgulloso de serlo, y como director de ETER, que no soy desde junio de 2012, aunque sigo muy ligado a la publicación como fotógrafo y colaborador.

Papelería sobre la Danza (Y el Ballet) – Textos de la web de la editorial






ROGER SALAS (Holguín, Cuba, 1950)



Nació en Cuba de padres de ascendencia barcelonesa y mallorquina. De formación básicamente autodidacta, estudió piano y fue discípulo del escultor Tomás Oliva en cursos de diseño y otras materias artísticas.

Trabajó en Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana donde realizó las primeras exposiciones temáticas sobre la danza y el ballet. En 1982 emigra y se instala definitivamente en Europa.

Crítico de danza del periódico El País desde hace 29 años, vivió antes en Milán, donde trabajó en el estudio de arquitectura de Vittorio Garatti, a quien considera su principal maestro.

Desempeñó entre 1989 y 1992 el cargo de Asesor Nacional Ejecutivo de la Danza del Ministerio de Cultura Español y redactó un anteproyecto de Danza y Ballet para la expo Universal 1992 de Sevilla; dirigió el festival Bailar España en Rusia e Italia (1988) y el Homenaje por el Centenario de Antonia Mercé “La Argentina” (1989), así como el Congreso Internacional sobre la Escuela Bolera (1992); también escribió para los tomos del siglo xx de la Enciclopedia Treccani de las Artes (Roma).

Corresponsal en España de las revistas balletto oggi (Italia) y ballet2000, Salas es profesor de Historia de la Danza en el Máster del Instituto de Musicología de la Universidad Complutense de Madrid, y eventualmente ha realizado diseños de escenografías y vestuarios de ópera y ballet para diversos teatros de Europa y América, habiendo colaborado con el Teatro Mariinski de San Petersburgo, el Balletto di Torino y el Balletto di Sicilia en producciones sobre Goya, Andy Warhol, Caravaggio y Pier Paolo Pasolini, respectivamente.

Entre otros reconocimientos ha recibido la Medalla Honorífica de la Academia Nacional de la Danza de Roma; el Premio del Festival Internacional de Ballet de Miami, la Medalla del Premio a la Difusión de la Cultura de la Danza (Fundación Jia Ruskaja de Roma) y el Diploma de Mérito de la Mesa de los Críticos de Arte y Ballet de San Petersburgo (1995).

Ha publicado en España los libros de cuentos Ahora que me voy (Ed. Libros del Alma, Madrid 1996), y ha traducido al italiano con el título Gelati di passione (Edizione Voland, Roma, 2001) y El eunuco de mármol (Ed. La hoja del Monte, Madrid, 2011). En diciembre de 2002 apareció su primera novela: Florinda y los boleros de cristal (Ediciones de La Tempestad, Barcelona), con prólogo de Guillermo Cabrera Infante. En esta Editorial Cumbres con el ensayo Más allá del escenario: el ballet Muerte de Narciso de Alicia Alonso (2012), inauguró los Cuadernos Terpsícore.


Sobre la edición



“Con las crónicas y artículos de Roger Salas no sólo tenemos en la mano unos textos rigurosos y fiables, sino verdaderas piezas de buena literatura”.

Alfio Agostini


Tras más de 29 años de trabajo continuado en la especialidad de la danza y el ballet en el diario EL PAÍS (con la sola pausa de su paso por Ministerio de Cultura y la revista EL GLOBO entre 1988 y 1992), Roger Salas, como crítico y cronista, ha sido un testigo ilustrado de los más importantes acontecimientos de la especialidad a nivel mundial, premiado y reconocido por la profesión del ballet en los más exigentes foros de actuación, desde la Bienal de Venecia al Teatro Mariinski de San Petersburgo o el Teatro alla Scala de Milán; sus conferencias han llegado hasta el Teatro Colón de Buenos Aires o el Museo Guggenheim de Nueva York.

Calificado unánimemente como “el más importante y respetado crítico de ballet del idioma” (en palabras de Guillermo Cabrera Infante), Salas ha unido, en más de tres décadas de intensa labor, a la crónica y el estudio de danza su propio interés enciclopédico basado en una vasta cultura global y en la idea de dotar a la teoría coréutica de un marco lo más amplio posible, tratada siempre con cercanía y teniendo en cuenta al lector potencial.

Este libro ( en dos volumenes), verdadero viaje pasional por la historia de la danza y sus protagonistas de ayer y de hoy, reúne los más variados textos en todas las ramas del arte de Terpsícore, desde ensayos comisionados por los grandes teatros europeos a las ya famosas series de su blog “Por Pies” (también en EL PAÍS), o a ensayos iniciáticos sobre la danza clásica española y la Escuela Bolera, tocando asuntos inéditos en la literatura de danza en lengua castellana.

Eludiendo intencionalmente un índice cronológico, ha sido el propio autor quién estableció este fascinante recorrido de lectura, un viaje por escenarios, estudios, salas de ensayo y paisajes diversos donde ha ido fraguando la recensión de su propia experiencia, el poso insustituible del espectador enterado. Papelería sobre la danza (y el ballet) es el primero de una serie de tres libros del autor, verdadera trilogía donde podrá palparse tanto la actualidad como una visión moderna de la historia coréutica y sus figuras canónicas.

El segundo libro, que aparecerá en invierno de este mismo año 2014, reunirá las entrevistas a las más relevantes personalidades de la danza en los siglos XX y XXI; una tercera entrega en la primavera de 2015, contendrá un selecto compendio de su casi inabarcable aparato crítico.


Dedicatoria del libro

La dedicatoria real de este compendio de vieja y apasionada papelería sobre danza y ballet sería extensa y abarcaría muchos nombres, tanto de personalidades del ámbito profesional de la danza española, moderna y contemporánea como del ballet internacional, y desde luego, de amigos y colaboradores, que siempre me han estimulado a reunir los textos dispersos. Algunos están muertos, y a ellos citaré oportunamente, pues lo considero deber y no generosidad. A los vivos, mandaré este libro mismo como ratificación de verdadera amistad por encima de avatares y cuitas en el arte de Terpsícore. Como dijo el poeta clásico, la danza es tránsito.

En primer lugar, la dedicatoria es en memoria de mi madre, Zoila Pascual Díaz (1915-2007), que siempre se ocupó de guardar y mandarme cuanto recorte de prensa encontraba con una referencia al ballet, a su apoyo en todos los órdenes de la vida, y que mientras pudo, custodió celosamente mis escritos, fotografías y los escasos libros de ballet donde aprendí lo que puedo hoy usufructuar; ella tocaba al piano preludios y valses de Chopin que luego fueron para mí la partitura orquestada de Las sílfides; esa, su música, me acompaña siempre.

A mi colega y amigo Alfio Agostini, estudioso y crítico de ballet, director fundador de las revistas Balletto oggi y ballet2000, que muy tempranamente me brindó su amistad y confió en mis posibilidades profesionales (de su mano conocí y tuve acceso a Giampiero Tintore, que fuera director del Museo Teatrale alla Scala de Milán, que me abrió las puertas de aquellos tesoros y hasta me dejó palpar la partitura de La Sylphide de Rossini, algo que entonces no pasaba de ser una especulación musicológica). A lo largo de los años, a Alfio y a mí nos ha unido una productiva y estrecha complicidad. Juntos hemos iniciado proyectos que, algunos frustrados y otros llegados a buen puerto, se han convertido en rica experiencia y jugoso anecdotario.


Introducción del Autor

No podemos decir que esto sea un tomo de ensayos en toda regla, aunque contenga estudios, algunos más enjundiosos que otros. No tiene esa pretensión. Se trata de papelería, y como toda “papelería”, es también circunstancia.

Se trata en realidad de una selección personal de entre una ingente selva de eso, papelería, lo que me planteó un estricto celo selectivo a la hora de reglar un índice, y he aquí el resultado, del cual soy en solitario único responsable. Lo quise así, que se entendiera como una visión personal de la danza y sus circunstancias objetivas en el estudio, en el intento del boceto teórico y en la apreciación como excepcionalidad de público. Estas maneras conllevan un riesgo, y lo asumo.

Partiendo de entender qué podía “interesar al lector interesado”, qué materiales tenían alguna vigencia y cuáles podrían ser útiles tanto al estudioso como al diletante, al balletómano o al practicante, corté salomónicamente por lo sano, eludí el juicio crítico como tal (esa materia escrita, ya hoy reunida, será objeto de otro libro específico sobre la crítica balletística como ciencia coréutica) y me escurrí del rigor cronológico, quizás en busca de amenidad y facilidades en la lectura.

Así las cosas, en este libro no hay prácticamente ningún material propiamente inédito, pero tampoco hay casi nada que hubiera publicado antes en libro de edición venal. En el caso de los estudios sobre danza y dado el magro panorama donde nos desenvolvemos (hay en España apenas una sola colección real dedicada a la danza y sus estudios, y salvo ésta, escasos volúmenes asociados casi siempre a ediciones musicales), todo lo que se haga es poco. Y esto vale tanto para el ballet académico (mal llamado de común clásico), la danza moderna y contemporánea o la danza española en todas sus variantes (desde el ballet flamenco a la tan injustamente olvidada Escuela Bolera).

La materia útil estaba “trafugada” en lo que he llamado intencionadamente “selva” de papelería. Y es que el ambiente de la danza es una selva en toda regla, con sus fieras, sus peligros, su exuberancia y sus aves deslumbrantes. Este libro será, quiere ser, dentro de la floresta, una modesta senda donde, lo puedo asegurar, hay mucho desvelo y muchas pesquisas y algún que otro hallazgo que deseo compartir con el lector, y donde hay poco lugar a lo definitivo.

Cuando se vuelve a leer lo escrito hace 15 o 20 años, el primer sentimiento es de horror, un tanto de desaliento y luego de rechazo. Tiene su lógica en el caso del “espectador ilustrado”, o del crítico, que acumula el visionado como patrimonio y bagaje, como culmen enciclopédico y finalmente como materia. Naturalmente, hoy no puedo estar de acuerdo con las consideraciones que esgrimía hace casi tres décadas sobre ciertos aspectos filológicos y estéticos del ballet, y es por eso que me ha parecido justo redactar una serie de notas a pie de página cuando me he visto en el error o la bisoñez; en otros casos, me he corregido la plana a mí mismo, con lo que hago llegar al lector aquello que se dice del producto “corregido y aumentado”, en este caso, para tranquilidad de ambos y de todos (y de paso, advertencia a los severos colegas críticos del sector); y esta corrección (que quiere ser exhaustiva) llega hasta los obituarios y sus dataciones.

La inclusión de los obituarios tiene un sentido documental que los justifica de pleno, pues en todos los casos, son producto de una compilación de fuentes muy diversas sobre un personaje determinado y su bio-bibliografía, lo que nunca se encontraría reunido en la voz de una enciclopedia. Por otra parte, no hay en castellano un solo diccionario enciclopédico de la danza actualizado a nuestros días (amén de algunos intentos de internet), y en tal caso, estas voces referenciales siempre pueden ser un complemento al interesado.

A manera de anuncio o primicia, alerto al lector que éste es el primero de una serie de tres libros sobre danza (verdadera trilogía) que aparecerán entre 2014 y 2015; aquí, en el primero, es donde concentro la exploración y los estudios de repertorio. El segundo reunirá entrevistas con personalidades del siglo xx relativas tanto al ballet como a las expresiones modernas y un triste pero necesario capítulo con las necrológicas y obituarios que he escrito en mis 30 años de trabajo en esta especialidad tanto en periódicos como en revistas y de los que aquí adelanto una selección que se entronca con los estudios. El tercero, se ceñirá a mis 30 años de trabajo como crítico de danza y ballet, básicamente en el diario el país. En los tres casos, aplico ya el mismo criterio de selección, discriminando lo que no tiene por qué ser atendido ni a la sazón, revisitado.

Tras unos años de pasajera euforia, la crítica de danza ha prácticamente desaparecido hoy otra vez de los diarios españoles y europeos (aunque personalmente no tengo quejas en este aspecto); sólo esporádicamente y en espacios míseros que son migajas se ven escritos valorativos de la especialidad. La justificación no puede estar en que tengamos menos danza como tal, porque no es verdad y lo del precio del papel con sus consecuencias editoriales, siendo real, no es de recibo si hablamos de cultura. Tampoco sobreviven en España revistas serias e independientes de ballet. Ambas cosas merecerían una reflexión. Mi primera respuesta vital es este libro. Y a manera de “prólogo en materia”, incluyo a continuación un texto que se inspira directamente en el estilo del genial y muy admirado por mí, el periodista Will Cuppy, donde todo lo que se dice es en estricto verdad, pero lo verdadero no elude entonces lo mordaz sin abandonar una cierta elegancia, una lección que aprendí hace mucho.

En Madrid, primavera de 2014.



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